Entre cajas, chácharas y cachivaches…

Nunca he sido buena priorizando. Que necesito más, que no necesito tanto y que cosa no me sirve pa naá...

Y ahora que hago mi maleta, vuelvo a lo mismo. Soy un desastre.
Me quiero llevar mis cuadernos de notitas de la primaria, mis plumitas de colores, las 69 ranas que adornan mi cuarto, mis sabanas, mis 90 libros que en la vida he abierto, mi colección de amigos, las lagrimas de mi hermana, los regaños de mi mama, la abundante histeria de mi ex escuela, las palabras dispersas e incoherentes, hasta las bromas que no dan risa.
Todo. Pero TODO, no cabe en mi chiquitita maleta.

Me llevo unos cuantos suspiros, porque eso si que cabe. Probablemente me este robado un poco de la amarilla locura del pollito de peluche esponjado y un poco de las incoherentes letras de la de ojos grandes. Un tantito de la mirada de aquel viejillo que cuelga en mi corcho. Algunas palabras mal acomodadas de mi diccionario yanqui favorito, un poquitito de ingenuidad de esa muñequita de los pelos rojos y buuuuua……. Ya no voy a seguir.

Arrebate muchas cosas, que a fuerzas me llevo. Probablemente hay mil cosas que hice mal. Abrazos que no quise dar. 24 mil tareas que no quise entregar, lagrimas que no quise ver y enojos que ya nunca quise reparar.

Por eso hoy ya ni dije adiós. No quiero llorar. Quiero hacerme la fuerte y decirle a mi hermana que todo esta bien.

Dejo muchas cosas y mi cuarto ya se ve vació.

Pobres de mis libritos, ni saben que los voy a botar. Pero es que si hojeo uno por uno, ora nomás no los voy a poder dejar. Pobrecitas de mis plumitas de colores y mis tristes ranas empolvadas. Ahí las dejo, sin besito ni bendición.

Que pena con todas mis cositas. Pero ahí nomás les digo, que ni sus ojos en mi corcho se van quedar. Así que ni chilles lamparita, porque me voy sin NADA.

NADA que me haga olvidar que me muero por estar allá.


Ash, es que si soy bien mal educada.